La descarbonización es la mayor transformación de la economía mundial de este siglo: Simon Stiell
25 Septiembre 2024
Discurso de ONU Cambio Climático
Simon Stiell delivers a speech at the Sustainable Investment Forum during New York Climate Week.
Credit: UN Climate Change

A continuación encotrará la traducción al español del mensaje del Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simon Stiell en el Foro de Inversión Sostenible el día martes 24 de septiembre de 2024, durante la Semana del Clima en Nueva York. También disponible en portugués aquí. 

En primer lugar, me gustaría dar las gracias a Nick Henry y Eric Usher  (UNEP FI) por invitarme a estar hoy con ustedes.

Muchos de ustedes en esta sala son líderes.

Por un lado - esto tiene sentido - los que se adelantan cosechan las mayores recompensas.

La descarbonización es inevitable y es la mayor transformación de la economía mundial de este siglo. Lo que convierte a la acción climática en una inversión muy inteligente.

Pero por otro lado, lo que ustedes están haciendo no es fácil. Nada fácil. 

Sé que se enfrentan a vientos en contra: políticas incoherentes o ambiguas, tasas de interés elevados, retos en la cadena de suministro.

No quiero venir aquí y añadir otra capa de complejidad. Quiero ir al grano. Centrarnos en los resultados y en las soluciones.

En lo que hará falta para aprovechar las oportunidades monumentales en energía limpia e infraestructuras y frenar la espiral de costes climáticos.

Empezaré por lo primero.

Se calcula que los flujos financieros destinados a la acción climática superan ya el billón de dólares.

Tan solo este año, la inversión en energía solar fotovoltaica crecerá hasta superar los 500 mil millones de dólares. Ahora se está invirtiendo más dinero en energía solar que en todas las demás tecnologías de generación de electricidad juntas. Ya no estamos hablando de energía alternativa.

Y la oportunidad de inversión no está sólo en la solar y la eólica. Miren alrededor de esta sala, hay una serie de opciones climáticas. Dónde construir, qué materiales usar, cómo calentar y mantener el ambiente fresco para todos nosotros aquí, cómo ser resiliente a tormentas más fuertes.

La transformación es necesaria en todos los sectores, y eso supone una oportunidad en todos los sectores.

Pero - y es un gran pero - ahora mismo, la gran mayoría de este dinero está fluyendo hacia proyectos en las economías más grandes. Esta mega tendencia de la energía limpia avanza de forma desigual.

Por un lado - esto es comprensible - hay una gran demanda de energía y muchas emisiones que reducir. El progreso que están haciendo en los mercados norteamericanos es muy alentador y bienvenido.

Pero en otro nivel, significa que hay enormes oportunidades aún por aprovechar en otros lugares, que la mayoría de los inversores siguen pasando por alto.

Seré directo: si más países en desarrollo no ven mucho más de este creciente diluvio de inversión climática, afianzaremos rápidamente una peligrosa transición global a dos velocidades.

En los carriles más rápidos, las empresas del bien capitalizado norte global cosechando enormes beneficios a medida que la transición adquiere ritmo y escala.

O -cada vez más- la aceleración en algunas de las principales economías en desarrollo, que la están impulsando en gran medida con sus propias inversiones.

En marcado contraste, muchos otros países en desarrollo se esfuerzan por alcanzar el ritmo, pero se ven frenados por unos costes de capital por las nubes, a menudo basados en percepciones anticuadas o mal fundadas en torno al riesgo en estos mercados, o sumidos en crisis de deuda en espiral.

Esta injusticia y este desequilibrio no sólo son inaceptables, sino que son contraproducentes para todas las economías.

En primer lugar, porque hará casi imposible reducir a la mitad las emisiones mundiales para 2030, en el camino hacia las emisiones netas cero, sin el cual ninguna economía -incluidas las más grandes- podrá sobrevivir a la creciente masacre climática.

En segundo lugar, porque las cadenas de suministro son interdependientes. Nuestros sistemas económicos se ven cada vez más perturbados.  Pensemos en las graves sequías e incendios que están acabando con la producción de alimentos en regiones clave, o ralentizando el tráfico marítimo en corredores estratégicos. 

Vimos lo que el COVID hizo a las cadenas de suministro, provocando una espiral de costes empresariales e inflación para los consumidores, y trabajo para los bancos centrales. 

Pues bien, esto parecerá un contratiempo menor comparado con lo que infligirá una crisis climática incontrolada, sobre todo si no conseguimos que fluyan muchas más inversiones hacia cadenas de suministro más resistentes al clima.

A pesar de todo lo que se dice recientemente sobre la desglobalización o del nearshoring, nuestro mundo y nuestra economía global son interdependientes. Y si se establece una transición global a dos velocidades, al final todos perdemos, y perdemos mucho.

La buena noticia es que conocemos las soluciones necesarias.

Necesitamos un nuevo acuerdo de financiación para el clima. Digo acuerdo deliberadamente porque no se trata sólo de una cifra sobre cuánta financiación pública necesitamos. Es un compromiso para que los fondos fluyan ya. De más fuentes. Financiación pública y en condiciones favorables, sí, pero también financiación mixta, posibilitada por una reforma seria de los bancos de desarrollo y políticas climáticas mucho más sólidas por parte de los gobiernos.

Se necesita urgentemente un progreso serio, tanto en las negociaciones climáticas de Bakú de este año como por parte de las y los ministros del G20 que son accionistas de los grandes bancos de desarrollo.

En todos los informes sobre la magnitud de la oportunidad y la necesidad de acción climática en el mundo en desarrollo, suele haber una gran parte del gráfico marcada como «sector privado». Pero tenemos que ser honestos sobre lo que el sector privado puede hacer ahora y en el futuro.

Hoy quiero oírles hablar no sólo de las barreras, sino de cuáles son sus ideas para superarlas trabajando juntos.

Está claro que los gobiernos deben desempeñar un papel protagonista.

Los nuevos planes nacionales sobre el clima que se presentarán a principios del año que viene -a los que llamamos NDC- estarán entre los documentos políticos más importantes elaborados en lo que va de siglo, al igual que los planes de adaptación.

En conjunto, ustedes tienen un poder increíble para abrir las puertas de los hacedores de políticas en todo el mundo.

Su presión se puede sentir. Su labor de incidencia ante los gobiernos para intensificar las acciones climáticas y urgiéndoles a elaborar planes más sólidos, es más relevante que nunca. 

Todos ustedes tienen un papel crucial a la hora de garantizar que los gobiernos envíen más señales de luz verde a la inversión. 

La realidad es que, a medida que se intensifica la competencia mundial en materia de acción climática, las señales de aviso no hacen más que ceder enormes oportunidades económicas y comerciales a los inversores y empresas de otros países.

Así que les insto: utilicen su voz y háganla oír. Hagan saber a los gobiernos que están dispuestos a aprovechar estas enormes oportunidades. 

Gracias.