II Cumbre de Cambio Climático de las Américas
Guadalajara, 31 Agosto de 2016
Discurso principal de
Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva, Secretaría de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático
Señores Gobernadores y autoridades regionals,
Señoras y Señores,
Al igual que esta mañana, me gustaría iniciar mis palabras agradeciendo al Gobierno del estado de Jalisco y a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial por organizar este importante encuentro. A medida que nos acercamos a la COP 22 que se va a celebrar en Marrakech, quisiera compartir con ustedes el día de hoy hay tres datos fundamentales que en mi opinión debemos a tomar en cuenta en el camino hacia el futuro.
Considero que estos elementos deben guiar nuestra conversación sobre cómo vamos a llevar adelante los importantes acuerdos multilaterales alcanzados el año pasado: el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, por supuesto, el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
En primer lugar, estamos seguros de que hay solamente un desarrollo posible, aquél que es sostenible. Toda acción encaminada a hacer frente al cambio climático es parte esencial, inseparable e integral de ese desarrollo sostenible. Las acciones para afrontar el cambio climático que incentivan el cambio a esta trayectoria de desarrollo sostenible, ya sea la energía limpia, la eficiencia energética, la adaptación o la educación, constituyen los cimientos del bienestar futuro de todas las personas.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático y la construcción de sociedades capaces de hacer frente a los impactos climáticos aportan muchos beneficios: protegen vidas y patrimonios, mejoran la salud pública, crean nuevas industrias y una agricultura sostenible, reducen los costos para los Gobiernos, las empresas y los ciudadanos y generan rendimientos estables para las inversiones, entre muchos otros.
El segundo dato fundamental a tener en cuenta es que la responsabilidad principal de incentivar el cambio a esta nueva trayectoria de desarrollo recae en los Gobiernos nacionales, el Acuerdo de París, establece una trayectoria clara para mantener al mundo dentro de límites de temperatura seguros, y sienta las bases para las acciones más ambiciosas, que jamás se hayan planteado en la lucha contra el cambio climático.
En París, el mundo dio un salto histórico hacia un futuro sostenible, en el que las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el ser humano dejen de ser una amenaza para la existencia de la humanidad. Después de París, no existe duda de que la comunidad de naciones está decidida a llevar a cabo una transformación hacia sociedades y economías con un nivel bajo de emisiones de carbono, capaces de adaptarse y resistir los efectos del cambio climático, es decir, resilientes.
El tercer dato fundamental, que es el que guarda la mayor relación directa con esta cumbre, es que sencillamente los Gobiernos nacionales solos no pueden reducir las emisiones a los ritmos sin precedentes que hacen falta para alcanzar los hitos cruciales establecidos en el Acuerdo de París.
Por ello es tan importante que los Gobiernos sub-nacionales –las ciudades, los estados, las provincias y las alianzas que existen entre estos grupos– puedan alinear las acciones locales con el Acuerdo de París. Las comunidades empresariales y académicas y la sociedad civil deben participar activamente en este cambio hacia un nuevo tipo de desarrollo. Sin las acciones locales –en las Américas y en todas las regiones de todos los continentes del planeta– no lograremos nuestros objetivos globales.
Damas y caballeros, tenemos claridad sobre lo que hace falta para alcanzar nuestros objetivos globales: un descenso pronunciado de las emisiones de gases de efecto invernadero y el fortalecimiento de la capacidad de nuestras sociedades a adaptarse y resistir los efectos del cambio climático.
Sin embargo, aún no tenemos claridad sobre los siguientes pasos a seguir para lograr nuestros objetivos. Hoy me gustaría compartir algunas reflexiones sobre las posibles acciones para los Gobiernos nacionales, los Gobiernos sub-nacionales y del sector privado.
En el caso de los Gobiernos nacionales, los siguientes pasos deberían incluir la ratificación del Acuerdo de París y el establecimiento de marcos legales e institucionales para su implementación. Una excelente noticia es que muchos países han anunciado su intención de ratificar el Acuerdo este año, con lo cual es probable que entre pronto en vigor, mucho antes de lo que se preveía sólo hace algunos meses. No hay mejor forma de que los Gobiernos demuestren su voluntad de cumplir con las responsabilidades que acordaron en París. Y es importante subrayar que se trata de compromisos asumidos de manera voluntaria, y que cada país definió su contribución a nivel nacional.
Frente a la perspectiva de una pronta entrada en vigor del acuerdo, es de crucial importancia que se finalicen las reglas que den operatividad. La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Marrakech, es una excelente oportunidad para avanzar en este ámbito. Por ejemplo, la comunidad internacional debe definir las reglas y mecanismos para apoyar a los países en desarrollo; para impulsar programas en el ámbito de la adaptación; para medir y verificar tanto la reducción de las emisiones, como nuestro progreso hacia los objetivos del Acuerdo de París y de qué manera se informará al respecto y aseguraremos la transparencia.
Los Gobiernos de los estados, los municipios y las ciudades, podrán contribuir de manera importante si alinean sus accione y programas con los objetivos nacionales a los que sus países se han comprometido en el marco del Acuerdo de París. Es un hecho que las acciones inmediatas que ustedes tomen tendrán un efecto decisivo en los objetivos globales.
Los gobiernos estatales y locales tienen la posibilidad de implementar políticas y llevar a cabo acciones para sentar bases sólidas para el desarrollo sostenible, que incorporen no sólo la agenda de lucha contra el cambio climático, sino que también las metas de desarrollo sostenible, en beneficio de sus comunidades.
Los invito a seguir construyendo alianzas entre regiones y entre ciudades para promover sistemas de generación de energía más limpios que aprovechen combustibles gratuitos como la energía eólica y la energía solar, y para promover inversiones en infraestructura con capacidad de adaptación y resistencia al cambio climático. Hay evidencia de que los beneficios superarán los costos iniciales. Los invito a impulsar inversiones en transporte, agricultura e industrias eficientes y con bajo nivel de emisiones, en sistemas de gestión sostenible de la tierra, el agua y los residuos. Ello permitirá ampliar el acceso y el abastecimiento de estos servicios en sus comunidades.
Las ciudades, los estados y las regiones
cuentan con un número cada vez mayor de recursos para llevar a cabo estas acciones transformadoras. Y a menudo trabajan codo con codo con empresas tanto grandes como pequeñas. Estas acciones brindan oportunidades en mercados nuevos que crecen rápidamente. Además la sostenibilidad y la reducción de las emisiones brinda oportunidades únicas a las empresas para incrementar su competitividad y prosperidad.
En el caso del sector privado –empresas e inversionistas– el reto es identificar el camino para acelerar esta transformación y capitalizar las oportunidades que brinda. Sin duda la transformación de la economía plantea retos para algunos sectores que se resisten a cambiar, pero al mismo tiempo presentan grandes oportunidades para muchos, muchos más.
Las empresas que midan su huella de carbono y que incrementen su capacidad para resistir los impactos del cambio climático y la sostenibilidad de la oferta de sus productos, marcarán la pauta y serán los ejemplos a seguir. Los inversionistas que revisen sus carteras y sometan sus activos a pruebas de esfuerzo, e inviertan en productos financieros como los bonos verdes y las energías renovables a escala de servicio público, constituirán a su vez ejemplos valiosos en materia de inversiones responsables en lo que concierne al cambio climático.
Damas y caballeros, los datos fundamentales con los que contamos nos dan claridad sobre los retos que enfrentamos y el camino a seguir. Esta Cumbre de Cambio Climático de las Américas constituye una valiosa iniciativa y un foro único para compartir experiencias, identificar soluciones e impulsar acciones concretas hacia la consecución de los compromisos del Acuerdo de París.
La reunión del Grupo de Trabajo de los Gobernadores sobre Clima y Bosques es de particular relevancia para profundizar sobre los ricos recursos naturales de las Américas frente al reto de definir estrategias para hacer frente al cambio climático.
Dentro de unos días tendré el privilegio de participar en el Congreso Mundial para la Conservación organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en Hawái, porque es claro que el objetivo a largo plazo de alcanzar la neutralidad climática, establecido en el Acuerdo de París, no se puede si no conservamos, restauramos y ampliamos nuestros activos e infraestructura, basados en la naturaleza.
Es alentador y francamente emocionante constatar la gran movilización a nivel global en torno a la agenda de medidas ambientales y cambio climático. Ahora es el momento para la acción. Debemos incorporar los objetivos en materia de cambio climático en nuestros programas de desarrollo y debemos fortalecer la colaboración entre todos los actores: los gobiernos a todos los niveles, con la sociedad en su conjunto.
Esta oportunidad es suya. Esta oportunidad es nuestra. Juntos podemos superar los retos y establecer los cimientos de un futuro en favor del bienestar de todas las personas de todos los países de las Américas y del mundo entero.
Muchas gracias.
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Please note: This is prepared text of the speech and may differ from the delivered version.